Bordados blancos y azules expuestos para la unesco

Blancos y azules muestran en sus exposiciones extraordinarias de Semana Santa los bordados que se han presentado a la Unesco, a modo de ejemplo, para la petición de declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad para la técnica del bordado lorquino. Estos días es un momento único para contemplar esas joyas que no se pueden ver a lo largo del año, ya que muchas de ellas se encuentran a buen recaudo para evitar que sufran deterioro.
Los bordados que forman parte de la larga lista presentada y en la que también se incluyen piezas de la Archicofradía de Jesús Resucitado, del Paso Negro, del Paso Morado y del Paso Encarnado, son los más demandados de ver estos días por los turistas. Ayer, primera jornada de apertura de las exposiciones extraordinarias, fueron los más fotografíados. Las constantes peticiones para verlos de cerca han llevado a las cofradías a mostrar en las exposiciones algunos de ellos que inicialmente no estaba previsto que se incluyesen.
Es el caso de la túnica de Eliodoro Puche, primera túnica bordada de la Semana Santa lorquina, de 1893. Se podrá ver en el MuBBla a pesar de que no iba a ser mostrada, según explicó ayer el director del Museo de Bordados del Paso Blanco, David Torres del Alcázar. «La túnica fue un regalo para Eliodoro de su padre. La diseñó Antonio Felices López. Está bordada en oro, sedas, pedrería y aljofares».
Esa túnica, años más tarde, sirvió como inspiración a otra que se bordó para la familia Mora Góngora. En la exposición blanca también se puede contemplar en una de sus vitrinas el manto de Carsena, que forma parte de la caballería de Asuero. Es de color rojo y en él aparecen Bagtán y Terés, los dos eunucos guardianes de la puerta del salón del trono que urden un complot para asesinar a Asuero, que fueron descubiertos y condenados a muerte.
Pero además, en la exposición también se incluyen los bordados que hace unos años fueron declarados Bien de Interés Cultural (BIC). Estos se muestran en la Capilla del Rosario. Son el manto de la Virgen de la Amargura, bordado entre 1910 y 1928 con la técnica del punto corto, de Emilio Felices y José Cánovas; el palio, de traza gótica, que se estrenó en la Semana Santa de 1919; y el estandarte de la Oración en el Huerto. Este último está considerado como una de las obras de mayor belleza compositiva del patrimonio histórico local, bordado también con la técnica del punto corto. Todos ellos, recibieron la catalogación de BIC por su valor cultural, histórico y antropológico. Ahora, podrían ser considerados también Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
En la exposición azul entre los propuestos a la Unesco está el manto de Ptolomeo IV Filopator, un personaje que representa el dominio del Egipto ptolomeico sobre Palestina. Como la mayor parte de los bordados de la Semana Santa lorquina detrás de él hay toda una historia. Miles de lanzas se entrecruzan en la contienda. Los caballos no aguantan las punzadas y los guerreros, desvaídos, aguardan el final: la victoria o la rendición. El ejército del gran Alejandro Magno es más poderoso. La suerte está echada. No hay marcha atrás. El rey persa Darío III busca lo imposible, frenar el imperio macedonio. No lo consigue y rendido huye en su carro de combate. Alejandro lo había vuelto a lograr con la ayuda de uno de sus más fieles descendientes, Ptolomeo. El guerrero que funda la dinastia ptolomeica que acabará regentando Egipto a la muerte de su rey. A grandes rasgos así debio ocurrir la Batalla de Issos que el Paso Azul rescató como motivo central del manto de la figura de Ptolomeo IV Filopator.
Estas indicaciones las ofrecen estos días los guías que acompañan a los visitantes. Lo hacen en varios idiomas para que nadie se quede sin conocer todos los detalles. Junto al manto de Ptolomeo IV también se puede contemplar el de Tiberio, incluido en la lista de bordados que aspiran a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Y en San Francisco también están presentes los bordados declarados BIC. Son el manto de la Virgen de los Dolores, realizado entre 1904 y 1905, de Francisco Cayuela; y los estandartes de El Reflejo, San Juan, María Magdalena, el Ángel Velado y el Guión.
Técnica del puntillismo
El manto de la Virgen de los Dolores se realizó en siete meses con el trabajo simultáneo de 28 bordadoras. La pieza es la primera de la tradición de la Semana Santa lorquina que fue bordada íntegramente en sedas con la técnica del puntillismo de Francisco Cayuela, que luego se extendió a otras piezas de los desfiles bíblico pasionales.
El manto está bordado sobre raso azul y sus motivos centrales sobre la pasión de Cristo se enmarcan dentro de una cenefa de hojas de acanto de todas las gamas de color de la cofradía. La mayoría de las piezas que exhiben blancos y azules en sus exposiciones extraordinarias estos días podrán contemplarse en carrera el próximo Jueves y Viernes Santo en los desfiles bíblico pasionales. La visita a las exposiciones permite además ver de cerca las puntadas con las que se van configurando los bordados. Pero no solo llaman la atención los bordados en seda, ya que las orlas en oro constituyen verdaderas joyas que en los últimos años muestran la maestría de las bordadoras azules y blancas. Y los estrenos también se pueden visitar en las dos sedes religiosas.
En el Paso Azul, el nuevo manto negro de la Dolorosa, que se acompaña con piezas del antiguo trono de la Virgen de los Dolores. En el Paso Blanco, el último manto que procesionó el Domingo de Ramos y en el que aparece la efigie del presidente de honor, Agustín Aragón, que lo estrenó vistiéndolo sobre un carro tirado por cuatro caballos.
No faltan en las exposiciones los tronos que procesionan durante la Semana Santa. En el Paso Azul están el del Cristo de la Coronación de Espinas, el del Cristo de la Buena Muerte y el de la Santísima Virgen de los Dolores. En el Paso Blanco, el de la Santísima Virgen de la Amargura, el de la Verónica, San Juan Evangelista, el del Cristo del Rescate y el de la Oración en el Huerto.

Fuente: La Verdad