Domingo de Ramos. Tercer desfile biblico de Lorca

Y Jesús, montado en la borriquilla, hizo su entrada triunfal anoche en el Jerusalem lorquino, rodeado de una multitud incontable. Una multitud que formaba parte de la puesta en escena de esta representación plástica que el Paso Blanco potencia año tras año y que da lugar al más importante, por el numero de participantes, de los grupos bíblicos que forman la procesión.

Y luego estaba la otra multitud, la que ocupaba las tribunas que ayer no tenía que pagar por ello y estaban abarrotadas. Esos espectadores que pasaban de los 12.000, también formaban parte del coro, con gritos, vivas y aplaudiendo a rabiar a la cofradía de su color preferido. Y al paso de los hebreos los espectadores tuvieron que tomar sus precauciones ante la lluvia de caramelos que llegaba a las tribunas.

Un año más este Pueblo Hebreo, que empezó a salir en procesión allá por el año 1855, y tiene el honor de ser el pionero en cuanto a dotar a las proceses lorquinas de grupos bíblicos, casi llenó la carrera principal pues ha pasado en estos años de la treintena de figurantes inicial a los miles que ahora se integran en él.

Pero el cortejo del Domingo de Ramos, que presidió la Hermandad de la Curia, Paso Negro, con su imagen de la Virgen de la Soledad, se puso en marcha desde la colegiata de San Patricio y contó con una ampliar representación de las cofradías.

El Paso Blanco, además, del ya mencionado grupo de los hebreos, materializa una procesión en la que el mayor protagonismo lo tuvo el pueblo de Israel, con algunos de los pasajes bíblicos de especial simbolismo como es el del cisma de las tribus. Se trata de un grupo en el que aparecen en sendos carros Roboam, hijo de Salomón, que provocó la rebelión del as tribus, y Jeroboam, un antiguo capataz de Salomón al que convirtieron en rey las tribus del norte. Este grupo se incorporó a la procesión en el año 1957.

Los blancos abrieron su participación en el cortejo con su grupo romano en el que, sucesivamente desfilan en carros tirados por cuatro, cinco y seis caballos, emperadores como Octavio, Teodosio, Constantino y Licinio, junto con la caballería en la que uno de los personajes centrales es Santa Elena, la madre de Constantino, a la que se atribuye un papel decisivo en la conversión de su hijo al Cristianismo.

La parte final de la representación blanca estuvo dedicada a su patrono San Juan Evangelista llevado a hombros por 84 portapasos vestidos con túnica sanjuanista en beige y rojo. La talla es del escultor sevillano Castillo Lastruces. El adorno del trono estaba hecho en su totalidad a base de palmas y flores de este mismo material que crean un conjunto muy original y que se ha convertido en el adorno habitual en esta jornada del Domingo de Ramos.

Los hebreos protagonizaron ayer la actividad en la ciudad y desde por la mañana grupos de ellos se dieron cita en las puertas de la capilla del Rosario, mientras otros se aposentaban en las calles y las mesas los café, ofreciendo un colorido especial en esta jornada, dada la variedad de los trajes que suelen llevar.

El Paso Negro cerraba el cortejo procesional. Sus nazarenos ataviados con túnicas que imitan a las togas judiciales precedían a su imagen titular, la Santísima Virgen de la Soledad, que lucía un manto negro, obra del artista lorquino Joaquín Ruiz Guzmán, en el que aparecen, bordados en oro y sedas, los atributos de la Justicia, el escudo de la ciudad y el busto de la Virgen.

En esta procesión también hubo representación de los Pasos Encarnado y Morado. Este último llevó al cortejo la infantería romana y banda de cornetas y tambores que estrenó el Viernes de Dolores.

Fuente: LaVerdad.es

TODO UN PUEBLO. Los hebreos del Paso Blanco revivieron la estampa de la entrada de Jesus en Jerusalem. / PACO ALONSO / AGM