Los desfiles bíblicos no se entenderían sin la espectacularidad que aportan los ejemplares de pura raza

«¡Esos son caballos!». Es un grito que resuena repetidamente en ese anfiteatro alargado que es la carrera principal de los desfiles bíblico pasionales. Lo mismo lo lanzan al aire los azules, como al rato suena en boca de los blancos. Porque las dos cofradías rivalizan año tras año en ofrecer un espectáculo fuera de serie en el que los caballos son grandes protagonistas.
Sin ellos, que se dejan «la piel y el sudor» a su paso, no se entiende el cortejo procesional. De ahí que, desde siempre, pero de una forma especial en los últimos años, el esfuerzo de las cofradías azul y blanca se dirija de forma preferente a la captación de los mejores equinos del país.
Uno de los lugares más visitados en los preludios de la procesión son las instalaciones que albergan la mayor parte de los caballos que participarán en la procesión, una nave en la Velica, Paso Blanco, y el mercado de Santa Quiteria, Paso Azul. Es un recorrido apasionante para aquellos que gozan con la contemplación de esos animales de pura raza, capaces de enfervorizar a los espectadores con la calidad de su doma o el brioso galope de los enganches.
Este año, y en eso han coincidido los responsables de esta faceta de la procesión, José María Miñarro en el Paso Azul, y Lázaro Soto en el Paso Blanco, «la crisis se deja notar y hemos tenido que hacer recortes en el número de caballos que vienen de fuera, pero sin que ello repercuta negativamente en la procesión».
También coinciden en lo que califican de «solidaridad» por parte de los ganaderos que aportan sus caballos, ante la doble difícil situación por la que atraviesa Lorca con el añadido de los problemas derivados de los terremotos.
260 caballos participan en las procesiones, entre las dos cofradías. El incremento en los últimos años de la cabaña equina local de gran calidad ha hecho que la presencia de ejemplares de fuera del municipio se haya incrementado.
Según los blancos, su procesión lleva un 35% de caballos locales, otro 35% procedentes de otras localidades de la Región, y el resto viene de fuera, principalmente de Menorca, Málaga, Granada y Valencia. Este año se ha reducido esa presencia para conseguir rebajar los gastos.
Algo similar ocurre en los azules, que, señalan, utilizan cerca del 50% de caballos lorquinos, otro 35% de distintos municipios de la Región y el resto de diversos lugares de España, principalmente de Menorca, Alicante, Granada y Málaga.
En general, según la información de los responsables de esta faceta, el capítulo económico es impórtate y aunque este año han conseguido reducirlo de forma sustancial, no ha sido posible aplicar mayores recortes para que no hubiera repercusiones negativas en la procesión.
Cada una de las cofradías tiene un presupuesto muy ajustado en este capítulo y, aunque no lo concretan, estiman que los gastos estarán en torno a los 85.000 euros entre traslados y alojamiento de caballos y jinetes.

Fuente: La Verdad