La jornada cumbre de la Semana Santa tiene lugar hoy, Viernes Santo, en que los desfiles bíblico pasionales lanzan a las calles la más completa, multitudinaria y colorista manifestación religiosa, cultural, artística y social con la que las dos principales cofradías pretenden representar, de forma plástica, la historia de la Salvación, en un gigantesco auto sacramental. Y todo ese entramado se complementa con una pasión desbordada de los espectadores, divididos en función del color de la cofradía a la que idolatran, azul y blanco, que llenan a rebosar las tribunas y que se convierten también en protagonistas imprescindibles de este evento. La procesión, en su conjunto, tiene una duración aproximada de tres horas, y en ella participan todas las cofradías lorquinas. Veloces carros de guerra romanos o egipcios, caballerías que encandilan por la belleza y elegancia de los equinos, monumentales carrozas simbólicas de civilizaciones a las que la Biblia relaciona con el pueblo judío… Y todos esos cientos de personajes, ataviados con unas vestiduras que sorprende por su magnificencia porque está bordadas en sedas y oro, y constituyen, por sí mismas, auténticas obras de arte que, a lo largo del año se exhiben en los museos de las cofradías. El espectador que ocupa un asiento en las tribunas de la avenida de Juan Carlos I, apenas tendrá un momento de respiro porque el ritmo al que pasa el cortejo suele ser casi frenético, en especial cuando se trata de las caballerías o de los veloces carros tirados por dos, tres, cuatro o cinco caballos en línea, que levantan a la gente de sus asientos. La otra cara del cortejo, aquella que emociona y provoca el delirio entre blancos y azules, es el paso de las imágenes. De una forma especial cuando se trata de las titulares de sus respectivas cofradías, la Virgen de la Amargura y la Virgen de los Dolores. Entonces, la pasión se desborda, suenan los vivas y los aplausos, y una lluvia de flores cae desde los edificios sobre los tronos. Otra de las particularidades de esta procesión en los últimos años es que la mayoría de esos tronos los llevan a hombros cientos de cofrades. Son los del Cristo de la Sangre y Virgen de la Soledad, del Paso Encarnado; Cristo Yacente y Virgen de los Dolores, del Paso Azul; y la Mujer Verónica, San Juan y Virgen de la Amargura, del Paso Blanco. Visitas obligadas Pero la jornada de hoy tiene otros puntos de atracción para lorquinos y visitantes previos a la propia procesión. Quienes deseen participar en la procesión penitencial del Paso Morado al Calvario, tienen que estar a las diez y media de la mañana en la calle Nogalte, para unirse a la comitiva del rezo tradicional del vía crucis, en la que se integran las imágenes de San Juan, Virgen de los Dolores y Jesús Nazareno. Otro lugar que suele ser un punto de atracción para aquellas personas que están interesadas en el mundo del caballo son las cuadras en las que las cofradías tienen aposentados a los muchos ejemplares que más tarde utilizarán en la procesión. La nave en la Velica, por el Paso Blanco, y el recinto ferial de Santa Quiteria, por el Paso Azul, son lugares de visita obligada por la mañana. Allí suele estar este día lo mejor de la ganadería equina de Lorca, junto con la de otros lugares de España, como Menorca, Andalucía y Comunidad Valenciana,. Esos mismos caballos, ya en su papel, serán los que produzcan la admiración de los espectadores cuando pasen por la carrera llevando sobre ellos a los más variopintos personajes históricos, bíblicos o mitológicos como la profetisa Débora, Santa Elena. Atila, Marte, Mahoma… Y otros equinos arrastrarán a todo correr carros de guerra o triunfales en los que desfilan figuras como Julio César, Marco Antonio, los emperadores Vespasiano, Tito, Trajano, Tiberio, Constantino, Majencio, Esther y Asuero, David… y muchos más. Queda todavía por la mañana el recorrido por las exposiciones de bordados de las cofradías en las sedes religiosas, ocasión ideal para verlso de ceerca y apreciar su calidad, detalle que en la procesión es imposible por el ritmo que lleva.
