Cita:
LOS DATOS
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son las pilastras que se encuentran completamente destrozadas y a punto de desprenderse.
200.000
euros es la inversión mínima que se precisa para la contención urgente de las pilastras.
2,5
millones de euros es el presupuesto de rehabilitación integral.
- Las pilastras de la nave central están cediendo por su mal estado y ya no pueden cumplir su labor de contrafuerte de la cúpula y los arcos
- Los arquitectos avisan de que el edificio puede derrumbarse «en cualquier momento»
No es una frase hecha. Ni siquiera una hipérbole periodística. Es el diagnóstico de los técnicos y arquitectos que han tenido que revisar con carácter de urgencia el estado del santuario patronal ante los últimos desprendimientos que se han producido en el interior del edificio. El templo se hunde, se viene abajo. Tanto es así que los expertos consideran que puede colapsarse como ocurrió con la iglesia de Santiago el mismo día de los terremotos, o como ocurrió días posteriores en el edificio Grial de La Viña, que se derrumbó en el instante mismo en el que iba a comenzar su demolición controlada.

El arquitecto Bartolomé García y el profesor de Arte, David
Torres del Alcázar, retiran uno de los últimos trozos de pilastra
en venirse abajo y caer sobre la nave central
¿Por qué puede ocurrir esto? Básicamente porque las pilastras del crucero están totalmente destrozadas y las obras de emergencia que se han llevado a cabo en los últimos meses no han sido suficientes. «La cúpula y los arcos descansan en las pilastras y las bóvedas, que en la arquitectura actual serían lo que conocemos como pilares. Ya se han encofrado los arcos, pero las pilastras siguen cayéndose y no sabemos por cuánto tiempo van a seguir aguantando. No me extrañaría que mañana volviéramos y el templo ya estuviera abajo», comenta el arquitecto Bartolomé García.

Lamentable estado en el que se encuentran las pilastras.
En el caso del santuario, García apunta que «como otras iglesias de la ciudad, ésta es de construcción pobre, de forma que las pilastras no son íntegramente de muro de piedra, sino que tienen una capa interior de ladrillo, y eso las hace más débiles. Las pilastras de esta iglesia han dejado de cumplir su cometido de sujetar las cargas verticales, y eso significa que estamos ante lo que se denomina estado límite de los materiales. ¿Qué significa esto?, pues que de no hacer una intervención urgente, que ya se tenía que haber hecho, nos quedamos sin iglesia».
«Es el templo más dañado de los que he visto en la ciudad después de Santiago. En comparación con las iglesias de San Mateo y San Cristóbal, la gravedad es de diez frente a uno. No se trata de crear alarma. Las pilastras están ahí para verlas. Si una de ellas se vence, todo el inmueble cederá hacia ese lado y la segunda pilastra del mismo lateral no podrá soportar. La situación es de extrema gravedad y preocupación», comenta el arquitecto Bartolomé García.
Obras de urgencia
Hasta el momento lo que se ha ejecutado es el encofrado de los arcos, el apuntalamiento y la eliminación de los elementos que podían desprenderse causando nuevos daños. «Tenemos que saber qué peso puede estar quitándole el encofrado de los arcos a las pilastras. Tenemos que realizar un análisis de esfuerzo de pilastras, arcos, bóvedas y contrafuertes», afirma el arquitecto.

Un armazón de hierro sujeta los arcos, pero no es suficiente
«Otras dos actuaciones que tendrían que hacerse de manera inmediata con carácter de urgencia serían la consolidación de la torre, cornisas y petos; y la impermeabilización de cubiertas del camerín de la Virgen, la capilla de los Condes de San Julián y el coro».
¿Por qué no se hace? Porque falta lo imprescindible: dinero. Aunque Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) se comprometió en un principio a llevar a cabo la rehabilitación, su intervención por parte del Banco de España ha dejado en el aire esta fuente de financiación. Tampoco han llegado partidas económicas del Estado, la Comunidad Autónoma o la institución de la Iglesia.
Sin dinero no hay obra. Sin obra, el Santuario patronal, por desgracia, tiene los días contados.
«Puede ser el final de la Orden en Lorca» (2)
Cinco son los padres franciscanos que residen en el edificio aledaño al santuario patronal. Sus instalaciones también se vieron dañadas por los terremotos pero en menor medida. «Gracias a Dios ya se ha reformado todo a cargo de nuestro propio presupuesto. Estamos muy preocupados por la iglesia porque cada día se cae un poco más. Si el templo desaparece, también se puede poner fin a muchos años de historia de presencia franciscana en Lorca».

El sacerdote Juan Quesada muestra cómo se abre el edificio.
«Necesitamos que nos ayuden. Me parece bien que las autoridades vengan a visitarnos, a ver cómo estamos, pero cuando los Reyes Magos fueron a visitar a Jesús no fueron solo a eso, llevaban cofres cargados. Eso es lo que necesitamos, que vengan con dinero para ayudarnos a sufragar las obras más urgentes, o por los menos que se nos conceda un crédito al que poder ir haciendo frente poco a poco».
«Estamos desolados porque tenemos la sensación de que nos han abandonado por completo. Aquí vinieron al principio, pero después no ha vuelto nadie. Es terrible entrar y comprobar cada mañana como el edificio se está hundiendo hacia el interior».
Las pinturas del camarín de la Virgen están en peligro (3)

Las pinturas del camarín podrían verse afectadas por la lluvia.
Todo en el interior de la iglesia del santuario patronal es destrucción. Todo, menos las pinturas del camarín de la Virgen, que no sufrieron daños con los terremotos pero que pueden convertirse en afectadas colaterales. «Pronto tendremos lluvias. De la torre caen cada día cuatro o cinco ladrillos. Al caer desde tanta altura están abriendo boquetes en el tejado de la zona del camarín. Cuando empiece a entrar agua, las pinturas empezarán a deteriorarse», comenta el arquitecto Bartolomé García.
La cúpula sí se vio afectada directamente por los seísmos. Estableciendo una similitud, se puede decir que rotó al igual que ocurrió en la cúpula de la iglesia de Santo Domingo. Los técnicos no terminan de concretar qué solución darle si finalmente llega financiación.

El arquitecto muestra cómo los testigos se han caído.
Un combate a muerte es lo que está manteniendo el edificio del Santuario. De cualquier manera parece querer resistir el paso del tiempo y los temblores que en la tierra se siguen produciendo a modo de réplica. Una labor épica, que difícilmente podrá seguir cumpliendo. Al menos es lo que reflejan los testigos colocados en la parte exterior. Todos se han caído, y eso significa que el inmueble sigue, inevitablemente, desplazándose.
LaVerdad: (1), (2), (3)