El Paso Morado ultima la puesta a punto de su cortejo bajo una carpa en Nogalte
in pretenderlo, los tronos del Paso Morado están siendo los más vistos por los lorquinos desde que la noche del pasado lunes llegaran a la carpa que se ha instalado en la calle Nogalte para resguardarlos hasta que mañana por la noche salgan en procesión. La carpa ocupa parte de la acera, así que todos los viandantes están prácticamente obligados a circular junto a los apóstoles de la Santa Cena, el Cristo del Perdón y la Virgen de la Piedad.
En este último trono estaba ayer por la mañana Rafael Andreu. Tiene 72 años y toda subida ha sido pintor, así que estos días echa una mano en la cofradía dando un retoque al patrimonio. «Éste trono lleva tiempo sin salir y es el que está más estropeado. Tengo que repasar los dorados y como no tenemos un sitio donde hacerlo, porque nuestra iglesia está cerrada, pues lo hago aquí, así la gente ve cómo trabajamos».
Rafael llegó al Paso Morado en el año 1980. Una enfermedad en las piernas le obligó a permanecer alejado durante un tiempo, pero ahora se ha reincorporado. «Lo hago por una promesa y porque para mí es un orgullo colaborar. He estado siete años sin poder venir».
Aunque a Rafael no le disgusta tener que dar explicaciones a los viandantes que se acercan a preguntar, admite que echa mucho de menos el estar dentro de la iglesia del Carmen. «No veas lo que la estamos echando en falta. Ojalá el año que viene podamos volver a salir en procesión desde nuestro templo. Es mi ilusión y la todos los morados. Vamos a ver si nos ayudan porque nosotros no disponemos del dinero que hace falta para la iglesia y para adquirir una nave que nos permita guardar allí nuestros enseres».
De entre los que se paran a preguntar están José y Bibiana. Son de origen ecuatoriano, aunque llevan doce años residiendo en Lorca. «Nos gusta mucho la Semana Santa, aunque todavía no somos de ningún Paso. Nos ha llamado la atención ver los tronos en la calle porque no es lo habitual de todos los años. Está bien porque así vemos los preparativos y como se adornan las imágenes para el gran día». Junto a la pareja, un matrimonio británico dispara una y otra vez su cámara de fotos en un intento por encerrar todo el barroquismo morado.
Para el pintor jubilado que ayuda a resucitar el patrimonio morado, su día grande es el Jueves Santo. «Claro que sí, ver a mi Cristo, el Calvario, la Cena y la Piedad en la procesión te hace llorar. Es lo más grande. Yo también soy azul. Ha sido mi pasión toda la vida, pero me quedo con el morado que es un azul más intenso todavía».
Bajo la carpa están todos los tronos de la cofradía del Cristo del Perdón salvo el del Calvario que no procesionará este año porque está algo dañado como consecuencia de la tormenta en mitad de la que se vio envuelto el cortejo hace tres años.
Esta mañana, a primera hora, está previsto que comience la ornamentación floral que acompañará a las imágenes. Para entonces, Rafael ya habrá terminado su trabajo. Mientras recoge sus utensilios cuenta las horas que restan para enfundarse su túnica de mayordomo y procesionar junto a su Nazareno.
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