Primer Desfile Bíblico de la Semana Santa de Lorca. Viernes de Dolores

Silencio soberano. Por el umbral de la puerta de San Francisco han comenzado a salir estandartes, nazarenos y mayordomos que se agolpan junto al resto de fieles. Sólo unos minutos antes de ubicarse en el lugar que les corresponde en la comitiva azul. Unos minutos que restan para que se produzca el momento más esperado por cientos de corazones azules que aguardan, un año más, recibir a la Madre Dolorosa al son de vítores, himnos y lágrimas que son un grito de esperanza promovido por la fe en una imagen, un color, una pasión.

Al fin. Al silencio le queda poco tiempo de reinado. El trono en andas de la Virgen de los Dolores está raspando la puerta de la iglesia de San Francisco a hombros de cien portapasos ataviados con túnicas de raso azul y con el cinturón franciscano. Sobre el trono estrenado el Viernes de Dolores del pasado año y realizado con 250 kilos de plata por el orfebre sevillano Juan Borrero, la imagen de la Dolorosa cubierta con el manto ideado por Francisco Cayuela y declarado Bien de Interés Cultural.

Por tercera vez el trono en andas de la Dolorosa sale a la calle después de haberlo hecho durante la serenata y la procesión del Viernes de Dolores de 2007, ya que el desfile de Viernes Santo se suspendió a causa de la lluvia y ninguna de las cofradías pudo salir a la calle. El trono de plata está compuesto por canastilla calada labrada en plata con doce medallones alegóricos a la vida de la Virgen y, en su parte frontal, la escena de la profecía de Simeón.

Desde su templo, la comitiva azul se incorporará a la carrera principal para participar en la primera procesión, la que preside la Hermandad de Labradores. Ni un solo descanso, ni un solo respiro para los hombres y mujeres que soportan con fe y orgullo azul el trono de la Dolorosa que va precedido por decenas de mujeres ataviadas con la clásica mantilla española en señal de duelo por el dolor de la Madre hacia su hijo crucificado.

El estandarte guión, obra de Emiliano Rojo del año 1945, abre el cortejo azul. La banda de tambores y cornetas interpreta una y otra vez el himno, las Caretas, mientras en los palcos se tararea a la vez que se agitan los pañuelos. A poco que uno estire un poco el cuello vislumbra lo que se acerca. En los balcones de los edificios principales ya están preparadas las flores que han de llover al paso de la Virgen de los Dolores, y las gargantas terminan de prepararse a la espera de que un grito de «¿Viva la Virgen de los Dolores, viva la reina del cielo!» irrumpa de forma inesperada, como a quien se le escapa un suspiro contenido.

La Hermandad de Labradores presentó anoche en carrera algunos de sus estrenos de este año, entre los que figura la restauración del estandarte del ángel velado, declarado también Bien de Interés Cultural. Se denomina así porque sobre el bordado del ángel se extiende un tul que lo cubre, también bordado. La técnica de la veladura en el bordado sólo puede apreciarse en esta obra del inolvidable Francisco Cayuela. Joaquín Gimeno Mouliáa ha dirigido los trabajos de recuperación del estandarte.

Otra novedad puesta en escena ayer son los trajes de la banda de gala que da escolta a la imagen titular. Realizados en dos tonalidades de azul con un casco labrado en cuyo frontal aparece el símbolo de María, como alusión a la madre de Jesús. La de ayer fue una escolta de lujo con la presencia del Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil.

Y del palco, de nuevo a San Francisco. La procesión azul continúa en el interior del templo que nadie quiere abandonar en un intento por prorrogar el día más azul del año; en un intento por hacer perpetua una estampa que tendrá su continuidad en la noche del próximo Viernes Santo, cuando la Dolorosa vuelva a salir a la calle para participar en la procesión principal y la que pone fin a los Desfiles Bíblico-Pasionales.

Fuente: La Verdad.es
SONIA MARTÍNEZ LARIO / AGM
Fotos: semanasantadelorca.com