Sereneta Azul. Comienza la Semana Santa de Lorca 2014

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Oscura estaba la noche y un profundo silencio se apoderó de la calle Nogalte que solo unas horas antes había sido un bullicio de gentes, preámbulo de lo que estaba por llegar. Lejana aún la madrugada, los aromas de azahar de los naranjos en flor parecían atraer a las primeras almas en busca de consuelo. Las viejas puertas de San Francisco, la luz de su interior que se escapaba por las rendillas y el tañir de las campanas al paso de las horas, servía de acompañamiento a los más impacientes. Y el tiempo, que no puede ser frenado, pasaba quizás más lento convirtiendo la espera en un sinfín. Ha pasado un año y como la Madre echa de menos a sus hijos, los hijos ansian ver a la Madre. Y la calle Nogalte comienza a llenarse de azules y se hace pequeña, como también la Cuesta de San Francisco, la plaza de la Concordia y el inicio de la Corredera. Ya no hay silencio y desde lo más alto comienzan a sonar los primeros vivas dedicados a la Dolorosa, a la Reina del Cielo, a la más hermosa… Las miradas apuntan hacia el reloj de la torre campanario y en el preciso momento en que marca las doce de la madrugada se vuelve a hacer el silencio. El crujido de las puertas de San Francisco anuncia que el momento está cerca, mientras a lo lejos se oyen los pasos de los que la portan a hombros. La Virgen de los Dolores cruza el dintel de la puerta mientras una y otra vez se dejan sentir «Las Caretas». La serenata se vuelve emotiva, las lágrimas resbalan por las mejillas de los más mayores y la noche se vuelve azul un año más.