La serenata más emocionante de los últimos años

El tiempo es caprichoso y no dudó en poner en vilo los sentimientos de todo un pueblo. Tanto que hizo pensar, hace ahora casi un año, que la madrugada más azul, la madrugada del jueves al Viernes de Dolores, el pistoletazo de salida al milagro de la Semana Santa lorquina no iba a tener lugar en 2012.
Quiso pararse y a modo de amenaza dejó de girar en la torre de San Francisco la tarde del 11 de mayo. Pero por más que lo intentó, el fervor y la pasión de los azules lograron arrebatarle la batuta del destino y ayer, justo a las doce de la madrugada, como cada año, la Dolorosa, la imagen titular de la Hermandad de Labradores, volvió a cruzar el umbral de su hogar a hombros de sus portapasos y envuelta en un mar de pañuelos azules y almas deseosas de procesión, de «Caretas», de consuelo y de amparo.

Almas que también quisieron estar con ella cuando hace unas semanas volvió a su templo, ya reconstruido, al que se pensó que tardaría más en regresar. ¡Fue otra trampa del tiempo!. Aún faltaba una hora y las calles Nogalte, Corredera y Cuesta de San Francisco empezaban a llenarse de lorquinos dispuestos a recibir a la Dolorosa, a felicitarla en el primer acto de los muchos que se sucederán con motivo de la jornada festiva que hoy conmemoran todos los azules.

Los más pequeños hacían un esfuerzo por mantener los ojos bien abiertos. Los adultos no ocultaban la satisfacción de verse otro año frente a una puerta que durante meses de obras ha permanecido cerrada. Los más bajitos buscaban un sitio estratégico para no perder detalle, y mientras, en el interior del templo, los portapasos se preparaban para vivir el momento único de cargarse al hombro, por primera vez esta Semana Santa, a la Madre Dolorosa.
La banda de tambores y cornetas anunciaba que se acercaba el momento. ¿Cómo pudo el tiempo pensar que impondría su hegemonía sobre el sentir azul? Poco a poco la calle se fue haciendo silencio. Los vítores cesaron por un instante. La Virgen de los Dolores estaba pronta a salir. La puerta se abrió y un sonoro murmullo interior engendró las primeras lágrimas.

¡Ya estaba en la calle! Las también renovadas campanas sonaban con más fuerza que nunca, repicando al pasado que ya es historia, que lo vivido ya forma parte de un mal sueño. Todo quedó ayer en el olvido al grito de: ‘¡Viva la Virgen de los Dolores!’
Y entre aplausos y la marea azul, después de unos minutos, la imagen regresó a su templo desde el que hoy volverá a partir para presidir la primera procesión, la del Viernes de Dolores.
La madrugada azul continuó con el recorrido de los cofrades acompañando a las banderas a las casas de los mayordomos en las que esta tarde se llevará a cabo la tradicional recogida de banderas. La procesión azul ya está en la calle. El tiempo, si quiere ir a contracorriente del fervor lorquino, tendrá que esperar.

Texto: La Verdad
Fotos: @AnaMariaNL92